11/1/11

Drogas

Hoy en día se considera como droga toda aquella sustancia capaz de alterar el funcionamiento del cuerpo humano, en especial del cerebro.

Estamos hablando de compuestos químicos capaces de "jugar" con las proporciones y localizaciones de neurotransmisores en el cerebro. Capaces de incrementar sus cantidades para lograr una mayor potencia cerebral o de reducirlas para adormecer la mente.

Se trata de algo simplemente fascinante, una verdadera revolución. Y sin embargo, para nosotros constituye un terrible peligro, algo nocivo y perjudicial.

La razón es simple. Somos mentes muy imperfectas, muy inestables. Estamos configurados para cometer errores, lo consideramos algo natural, por triste que sea. Estamos habituados a ello. De repente, tenemos la capacidad de cometer en un segundo miles de errores más, así como miles de aciertos.

A causa de nuestra terrible educación, la propia acción de drogarnos, de ingerir estas sustancias, crea una fuerte inestabilidad y nos destroza internamente. El resultado adquiere un desarrollo exponencial, dada la habilidad de las drogas para multiplicar la cantidad de pensamientos que podemos tener. Eso sin tener en cuenta que son los sentimientos los que llevan el control, los que decidirán en qué vamos a consumir esos ciclos de reloj.

El resultado es, habitualmente, temible. O bien nuestra mente, nuestra consciencia, es incapaz de aprovechar las nuevas capacidades (cuestión de control, de arquitectura, no de potencia), o bien las aprovecha creando monstruos invisibles, a partir de las fantasías con las que la sociedad nos alimenta. En general, se bloquea. Nada que decir respecto a las drogas que reducen la capacidad del pensamiento, son un caso aparte.

Si fuésemos racionales, si fuésemos capaces de dominarnos, si no dependiésemos de los volubles e ineficaces sentimientos, las drogas se convertirían en una potente herramienta. Un cerebro perfecto no comete errores. Puede ser más o menos ineficiente, más o menos rápido, pero llega siempre, tarde o temprano, a buen puerto. El mejor ordenador y el peor cometen los mismos errores, sean hiper rápidos o super lentos. La diferencia es solo la velocidad con la que los cometen.

Los errores, nacen de los programas, del software.

Siempre (casi).



En resumen, temed las drogas, porque son destructivas para el cerebro imperfecto, sentimental. Pero no olvidéis su ciencia. Porque el día de mañana nos serán francamente útiles.

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